El secretario de Defensa de EE UU, Leon Panetta, calentó ayer, por persona interpuesta, una reunión con sus homólogos de la OTAN en Bruselas y el posterior inicio de la Conferencia de Seguridad de Munich. El columnista del diario estadounidense «The Washington Post» David Ignatius, que acompaña a Panetta en su viaje a Europa, en un artículo titulado «¿Se prepara Israel para atacar a Irán?», asegura que el jefe del Pentágono teme que Israel lance un golpe militar esta primavera, más concretamente, entre abril y junio.
Preguntado sobre la cuestión tanto en Munich como en Bruselas, Panetta se negó a comentarla, afirmando que sus pensamientos y sus temores son asunto de su incumbencia.
La elección de estas fechas, puede leerse en el artículo, pretendería evitar que Irán entre en lo que Ignatius llama «zona de inmunidad» para fabricar bombas atómicas, esto es, que el régimen islámico consiga almacenar suficiente uranio enriquecido en sus instalaciones nucleares subterráneas de Fordo, próximas a la ciudad santa de Qom. Solamente EE UU posee armamento capaz de atacar ese búnker atómico.
Hasta ahora sólo Francia había aventurado una fecha para un ataque israelí. París anunció hace semanas que, si las sanciones no surten efecto, Israel atacaría este verano, con la carrera presidencial en EE UU tan avanzada que Obama, cuya relación con el «premier» hebreo, Benjamin Netanyahu, es muy mala, no se atrevería a desautorizar la agresión.
Israel y EE UU están en abierto desacuerdo sobre un eventual ataque, aunque coinciden en la necesidad de evitar que Irán ingrese en el club nuclear. Obama defiende la vía de las sanciones, que en su actual y más dura fase incluyen el cerco a las actividades del banco central iraní y el embargo petrolero decretado por la UE a partir del 1 de julio, pero pide seis meses para evaluar su impacto. De hecho, el máximo jefe militar del Pentágono, general Martin Dempsey, viajó hace quince días a Israel para tratar de disuadir al Gobierno judío de golpear por su cuenta. Washington querría mantenerse al margen, a menos que una réplica iraní amenace a sus propias tropas o se dirija contra la población israelí.
EE UU teme que un golpe israelí, que podría ir seguido de un cierre del estratégico estrecho de Ormuz por Irán, provoque un incremento del precio del petróleo que desestabilice a la debilitada economía mundial. Washington e Israel difieren en cuanto al tiempo que falta para que Irán esté de verdad en condiciones de fabricar bombas atómicas, aunque fuentes oficiales hebreas aseguraron el jueves que Teherán podría tener cuatro en el plazo de un año.
Las previsiones israelíes incluirían lanzar cinco días de ataques, afirma Ignatius, que desembocarían en un alto el fuego orquestado por la ONU. Israel estaría dispuesto a asumir unas 500 víctimas entre su población, principalmente a raíz de misiles lanzados desde Líbano por Hezbola, aliados de Irán.
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