Caminaba en un lugar de la tierra en una zona sin vegetación ni viviendas, solo se veía pura tierra. Era un día claro con mucho sol. De repente mientras observaba, vi como una agua que corría cerca de mí, puse mas atención y me di cuenta que efectivamente era un agua roja, pero lo impresionante y lo espeluznante fue cuando al mirar bien no era agua la que iba pasando, sino que era un “río” de sangre. Era sangre verdadera y sangre de humanos, iba corriendo lentamente atravesando toda esa parte de la tierra tan impresionante fue ver eso, que no hallaba que hacer, viéndome que estaba completamente sola en un lugar rodeada de pura tierra lisa; me estremecí en mi espíritu.
Como siempre mi Dios me dio la respuesta, escuché la voz de Dios que desde lo alto me contestó: “ESE RIO DE SANGRE QUE VES CORRER SOBRE LA TIERRA; ES LA SANGRE DE TODOS LOS ABORTOS QUE SE HACEN EN LA TIERRA”
Casi quedé en shock al escuchar lo que el Señor me dijo. Quería llorar pero al mismo tiempo no me salía ni el habla, fue tan impactante ver con mis propios ojos ese fino rio como un esterito como yo decía o un gran chorrón de agua que corría por la tierra pero de sangre, y que el Señor lo llamó “rio de sangre”; no podía dejar de pensar en lo terrible que sería delante del Señor esta horrenda realidad.
Lo único que finalmente pude decir en mi mente fue, algún día el Señor hará justicia y será terrible para aquellos que cometieron estos actos y no se arrepintieron, pues nuestro Dios lo tiene todo en su memoria y dará a cada uno según sus obras.
REVELACION DE LA BENIGNIDAD DE SEÑOR. Hna. Mary K. Baxte (Libro REVELACION DIVINA DEL CIELO).
Otra vez estaba en el espíritu con el Señor Jesús y estábamos volando bien alto en el cielo. Jesús dijo: Yo quiero enseñarte el amor y la bondad de Dios y partes del cielo.
Yo quiero que veas las maravillosas obras del Señor, que son hermosas para ver.
Delante de nosotros vi dos planetas gigantes, hermosos y gloriosos en todo su esplendor. Dios era la luz de ellos.
Un ángel nos recibió y me dijo, ves la bondad y la misericordia del Señor tu Dios, su misericordia es para siempre Yo estaba por llorar cuando un ángel, con un fuerte sentido de amor y ternura, me habló otra vez, mirad el poder, y la omnipotencia y la majestad de Dios. Déjame enseñarte el lugar que él ha creado para los niños.
De momento estaba un planeta grande y voluminoso delante de nosotros, un planeta tan grande como la tierra. Y después escuché la voz del Padre que decía, “El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, son todos uno. Yo envié a mi hijo a morir en una cruz para que nadie tenga necesidad de perderse”.
Pero, dijo Dios con una sonrisa, yo estoy para enseñarte el lugar que hice para mis niños.
A mi me importan mucho todos los niños. A mi me importa cuando una madre pierde un niño – aun cuando el fruto de tu vientre, mi hija, fue abortado antes de su tiempo. Tú ves, yo conozco todas las cosas y me importa.
Desde el momento que existe vida en la matriz, yo lo sé. Yo sé de los bebés que son muertos mientras están todavía en el cuerpo de su madre- las vidas abortadas que son cortadas e indeseados. Yo se de los que nacen muertos y de los niños que nacen con defectos que los dejan lisiados. Desde el momento de la concepción ya existe el alma.
Mis Ángeles bajan y traen los niños a mi cuando se mueren. Yo tengo un lugar donde pueden crecer, aprende y ser amados. Yo les doy cuerpos completos y restauro cualquier parte del cuerpo que les falte, yo les doy cuerpos glorificados.
En todo el planeta había un sentido de ser amado, todo era perfecto. Aquí y allá, entre la yerba verde y los estanques de aguas claras como cristal, había parques de niños con asientos de mármol y bancos bien pulidos para sentarse. Habían niños en todos los lugares donde quiera que miraba habían niños haciendo toda clase de actividad. Cada niño vestía con una bata blanca sin mancha y sandalias. Las túnicas blancas eran tan brillantes que se veían luminosas ante la magnifica luz del planeta. Una diversidad de colores por doquiera acentuaba lo blanco de las túnicas de los niños. Ángeles servían como los porteros de las puertas y los nombres de los niños estaban escritos en un libro.
Vi niños aprendiendo la Palabra de Dios y que les enseñaban música de un libro dorado. Me sorprendí de ver toda clase de animales acercarse a los niños o sentarse a su lado mientras estaban en esta escuela angelical. No había lágrimas ni llantos. Todo era supremamente hermoso, y había gozo y felicidad en todos los lugares.
Apocalipsis 7:17
“Porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de agua de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos”.
Lucas 18: 16.
“Dejad a los niños venir a mi, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios”.
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